jueves, 1 de enero de 2015
ORACIÓN AÑO JUBILAR Stmo. CRISTO DEL HUMILLADERO
Señor del Humilladero, ante tí, ante tu imagen querida nos dirigimos con gran humildad y cariño, con gran confianza y con gran alegría en este año jubilar que nos concedes.
Te damos gracias por todo lo que has hecho y sigues haciendo por Azuaga, por los del ayer, por los del hoy y por los del mañana. En todos esta presente tu gran misericordia.
Señor del Humilladero, hijo de Santa María, te alabamos por el amor que nos has revelado a través de tu bendita imagen durante cuatrocientos años. Ante ella hemos sido escuchados y acompañados, bendecidos y amados, consolados y perdonados y siempre ha llegado a ser, para todos los azuagueños, fuente de nuestro gozo y esperanza de un mundo mejor.
Reunidos juntos a celebrar este Jubileo nos consagramos ahora a tí y te pedimos por nuestro Pueblo, y por sus gentes y sus familias, por los que se fueron y por los que están, por sus niños y jóvenes, por sus mayores y ancianos, por todos sus enfermos y por aquellos que caminan en la vida desde la soledad. No te canses de amarnos.
Ayúdanos ahora, en este tiempo, a renovar nuestro bautismo y nuestro deseo de corresponder a tu llamada continua a la conversión y a la evangelización. Bendice nuestros hogares ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Tí, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos! Amén
Te damos gracias por todo lo que has hecho y sigues haciendo por Azuaga, por los del ayer, por los del hoy y por los del mañana. En todos esta presente tu gran misericordia.
Señor del Humilladero, hijo de Santa María, te alabamos por el amor que nos has revelado a través de tu bendita imagen durante cuatrocientos años. Ante ella hemos sido escuchados y acompañados, bendecidos y amados, consolados y perdonados y siempre ha llegado a ser, para todos los azuagueños, fuente de nuestro gozo y esperanza de un mundo mejor.
Reunidos juntos a celebrar este Jubileo nos consagramos ahora a tí y te pedimos por nuestro Pueblo, y por sus gentes y sus familias, por los que se fueron y por los que están, por sus niños y jóvenes, por sus mayores y ancianos, por todos sus enfermos y por aquellos que caminan en la vida desde la soledad. No te canses de amarnos.
Ayúdanos ahora, en este tiempo, a renovar nuestro bautismo y nuestro deseo de corresponder a tu llamada continua a la conversión y a la evangelización. Bendice nuestros hogares ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Tí, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos! Amén
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