Para beneficiarse de las indulgencias plenarias concedidas por el Papa Francisco para este tiempo es prioritario vivir el deseo de acercarse al Señor. Sentir que lo necesitamos en nuestra vida y convertirnos a Él, cambiando todo lo que no es de Dios.
La Penitenciaría Apostólica, por mandato del Papa, concede la Indulgencia Plenaria durante el Año Jubilar a los fieles que estando en las condiciones habituales de:
* Confesión Sacramental (el mismo día o unos días antes o después).
* Comunión Eucarística (recibir la Sagrada Comunión dentro o fuera de la Misa).
* Oración por las intenciones del Papa.
Visiten al Santísimo Cristo del Humilladero, y ante su imagen, expuesta a veneración pública, participen en una función sagrada o al menos dedicar un tiempo a la meditación, concluyendo con el Padrenuestro, el Credo y las invocaciones a Jesús Crucificado (por ejemplo, la Oración Jubilar) y a la Madre Dolorosa (por ejemplo, el Ave María o la Salve).
Y todo ello unióndonos espiritualmente a los fines del Año de la Vida Consagrada que celebra la Iglesia Universal.
El don de la indulgencia se recib solo una vez al día y puede aplicarse por uno mismo o por un difunto.
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